El 31 de agosto de 1946 la revista estadounidense The New Yorker publicó en sus páginas un único artículo titulado Hiroshima. Tenía 30 mil palabras y se trataba de 6 sobrevivientes de la explosión de la primera bomba atómica de la historia.
El autor, John Hersey, se dio a la tarea de transmitir con lujo de detalles lo que había oído en voz de los protagonistas de la tragedia. Desde las 8:15 de la mañana en que la bomba fue lanzada (y no «dejada caer») sobre la ciudad japonesa y hasta algunos meses después, acompañamos en su desconcierto, sus penas y su angustia a aquellos que, aún no lo sabían, pero «en el acto de sobrevivir, vivieron una docena de vidas y vieron más muertes de las que nunca pensaron que verían.»