Claude es un buen muchacho. Tan bueno y típicamente norteamericano, que no encuentra su lugar en la vida como granjero, ni como estudiante de la escuela donde únicamente se enseña teología, ni como hijo de un hombre vago y dejado.
Nuestro protagonista ve las cosas hermosas de la vida, pero también nota, con desdén hacia sí mismo, que está dejando pasar todo lo que le gustaría hacer. No tiene la fortaleza para enfrentarse a su destino, y por esa razón siempre termina haciendo lo que se espera de él. Este libro es la narración de una serie de planes que se van derrumbando hasta que Claude encuentra paradójicamente la libertad en la Guerra. Sigue leyendo